Uno de los grandes retos que tiene el Gobierno Nacional y las administraciones regionales y locales, gobernadores y alcaldes que culminan este año su periodo, es combatir de manera efectiva la delincuencia y mejorar la percepción de seguridad, que en los últimos años ha sido desfavorable en un 60 por ciento.
Las acciones en contra del crimen organizado y los grupos armados al margen de la ley no paran. Los resultados de las operaciones de la Fuerza Pública desarrolladas a finales del año pasado y comienzos del presente demuestran la lucha dedicada de las autoridades en contra del narcotráfico, la guerrilla y sus disidencias, y bandas como el Clan del Golfo, que han sido objeto de duros golpes en contra de sus cabecillas y fuentes generadoras de finanzas.
Son necesarios operativos contundentes para reducir los cultivos ilícitos, interceptar las rutas de envío de estupefacientes al exterior y acabar con el maridaje que tienen los delincuentes en Colombia con los carteles de la droga mexicanos, porque es el narcotráfico el principal alimento de la ilegalidad organizada.
El esfuerzo del Estado se hace insuficiente si no hay un compromiso de toda la ciudadanía en prevenir y denunciar. Por supuesto que es la Fuerza Pública la responsable de garantizar la seguridad en el país, pero es difícil para ella controlar actos terroristas o acabar la delincuencia sin una red de pobladores que informe sobre posibles hechos criminales en su sector.
Los países que han logrado reducir los índices de inseguridad avanzaron en ese objetivo gracias a la colaboración de sus habitantes. Incluso, los jefes de organizaciones ilegales que tienen una red amplia de informantes, han logrado evadir con mayor facilidad las acciones de las autoridades. Fue muy difícil para los uniformados capturar a los capos del narcotráfico que contaban con personas que les notificaban sobre los operativos, ellos solos eran más vulnerables.
El compromiso de todos permitirá desarticular las bandas criminales y bajar las estadísticas de ilícitos como hurtos y homicidios que amedrentan a los ciudadanos. La mejor opción es denunciar cuando se conozca de la ocurrencia de un delito. Si uno sabe de expendios de droga, sitios donde desmantelan vehículos, refugios de maleantes o paquetes abandonados de manera sospechosa, no se puede dudar en llamar a la Policía, más allá de que se ofrezca o no recompensa. La remuneración más gratificante para nuestras familias son ciudades por las que se pueda transitar sin ningún temor.
Las autoridades, de la mano del Gobierno Nacional y las alcaldías, tienen la obligación de desarrollar estrategias como incrementar el número de cámaras para ofrecer más vigilancia, realizar inteligencia para golpear la cúpula de las bandas criminales y hacer contrainteligencia para combatir la corrupción dentro de la Fuerza Pública, pero sin el apoyo de los vecindarios es muy difícil lograr óptimos resultados. La clave para mejorar la seguridad es la cooperación ciudadana.
@WilsonRuizO