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La banca seguirá ahorcando impunemente a los colombianos
Se dan el lujo de hacer con los clientes lo que les da la gana y si te quejas a la superintendencia, te dan vueltas para decirte que ya se le corrió traslado al banco.
Sábado, 23 de Enero de 2021

Muchos colombianos los primeros meses del año pasado, fuimos sorprendidos con lo que se creía era un milagro; los bancos decidieron aplicar un “alivio financiero”, a quienes en medio de la pandemia no tuvimos la oportunidad de mantenernos al día en nuestros créditos. En mi caso particular, mi cuota del crédito de vehículo presentaba mora, razón por la cual el banco Davivienda sin pensarlo dos veces y sin autorización previa, decidió “otorgarme el beneficio”.

Mi crédito que estaba a un año de expirar su plazo, fue objeto de aplicación del “beneficio” por 6 meses, lo que se supone se trasladaría como es apenas lógico al final del plazo inicialmente pactado. Una vez terminó el famoso beneficio empezaron a cobrarme nuevamente las cuotas con las altísimas tasas de interés moratorio a las que impunemente somos sometidos todos los colombianos de bien. A sabiendas que mi tortuoso camino de 72 cuotas llegaba lentamente a su fin, emprendí nuevamente mis pagos en la esperanza de que el año pasará rápidamente. Ayer llegó el pago de la cuota 72, la última que debía pagar con tamaña sorpresa, el crédito no ha descendido del valor que hace un año debía, pese a las varias cuotas canceladas.

Me comunique con la “casita roja” y roja quedó mi cara de indignación y desconsuelo ante la triste noticia que me fue suministrada. Las 6 cuotas aplazadas cercanas al millón de pesos, ahora se convirtieron en 10, así de sencillito y es posible que se suban a 11 cuotas, según puedan variar los intereses del sector financiero. Cuando la “muy” amable interlocutora de Davivienda terminó de suministrarme la información, en su pregrabado discurso, me preguntó: ¿puedo ayudarlo en algo más?, sólo atiné a decirle déjeme por favor con la encuesta, para poder decirles lo que pienso, ella hábilmente se despidió y sencillamente colgó.

Esa es nuestra banca, está diseñada para no perder nada, ni en las encuestas de satisfacción al cliente. Se dan el lujo de hacer con los clientes lo que les da la gana y si te quejas a la superintendencia, te dan vueltas para decirte que ya se le corrió traslado al banco para que explique y éste termina diciendo lo mismo que dijo por el teléfono la asesora, solo que por escrito.  De todo esto solo se puede extraer una conclusión, el sector financiero, el más rico del país, sigue siendo privilegiado por que han logrado una capacidad de lobby que impide sean afectados a través del legislativo, donde tienen sus alfiles listo para impedir cualquier asomo de reforma tributaria o legislativa que los afecte.

En su momento fueron favorecidos por un 4 por mil que sería transitorio y a la postre se volvió permanente, para seguir glotonamente enriqueciéndose “lícitamente”, a través de sus altísimas tasas de interés y contratos de adhesión a los que someten a sus clientes, con la mirada complaciente de los gobiernos de turno. Pareciera que la insaciabilidad financiera en Colombia no tuviese fin y los ciudadanos estamos a merced de lo que cada banco o entidad financiera quiera hacer.

La solución sencilla sería no utilizarlos, desafortunadamente la clase media de la que se lucran los bancos es la más desfavorecida, pues no tiene derecho a subsidios o prebendas del Estado y debe recurrir al crédito para poder hacerse a un modesto patrimonio.  Ojalá se liderara una reforma que permitiera acceder al crédito con bajos intereses como en otros países, beneficiando a los clientes y no solo al banco. Por ahora parece que el panorama no cambiará y la banca seguirá ahorcando impunemente a los colombianos.

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