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Columnistas
Ignorancia o corrupción
El pueblo ignorante es fácilmente manipulado por los politiqueros.
Martes, 27 de Marzo de 2018

Amables Lectores: Ciertamente un gran porcentaje de colombianos vende el voto y luego se quejan y maldicen a los gobernantes elegidos por ellos mismos, por la mala situación que infortunadamente les toca vivir. ¿Cuáles son las verdaderas razones que arguyen para vender sin arrepentimiento tan  importante decisión?

Creo que dos de las razones más comprensibles son la ignorancia, y de otra parte, con mayor fuerza, la corrupción. Muchos ciudadanos reclaman con frecuencia sus derechos pero desconocen sus deberes. Uno de ellos debería ser tener cultura política para elegir a sus gobernantes por la idoneidad, honestidad, moralidad y ante todo por los programas y planes de gobierno que el candidato a ser elegido exponga y socialice debidamente y no por la grasa, la mantequilla o como se llame la horrible práctica de compra y venta de votos, que es la que ha mantenido durante tantos años estancado el desarrollo social y económico del país y de todas sus regiones analizadas independientemente.

El pueblo ignorante es fácilmente manipulado por los politiqueros avivados o avispados, que con unas pocas palabras, vacías, cargadas de emocionalidad y direccionadas a mentes pocos racionales, producen enormes réditos electorales.

¿Dónde están los candidatos cultos, adornados de sabiduría, prudencia y con un gran conocimiento de la geopolítica y la socioeconomía capaces de interesar a la comunidad por la erudición de sus discursos, con planteamientos y formulaciones para solucionar los gravísimos problemas que agobian al país?

Nada más peligroso en estos tiempos que los discursos “Populistas” pronunciados en las barriadas humildes para engañar con cantos de sirena, a esa gran masa que desconoce el gran valor que realmente tiene su voto. No analizan, por ignorancia, que solo los saludan, les sonríen y les llevan mercaditos  los días previos al proceso electoral, luego se desaparecen y no los vuelven a ver  sino en las páginas sociales de los periódicos o revistas.

¿Cuándo despertará nuestro pueblo y abandonará la ignorancia política que tanto daño le hace? Otro grueso número de personas ve en la venta de votos el negocio del momento, al igual que en la obra de Juan Salvador Gaviota, se contentan con llenar sus estómagos  y son felices con pan y circo, al menos por un día.

La otra cara de la moneda es un sistema político corrupto, fomentado desde la Presidencia de la República y el Congreso, al repartirse como cualquier botín, las diferentes instituciones públicas, entregándolas a congresistas inescrupulosos que llegan como toreros con su cuadrilla a repartirse los cargos burocráticos, nombrando personas sin mayor conocimiento pero dispuestos a servirles en su propósito de enriquecimiento ilícito, sin importarles el atraso que sufre la institución.

Es de todos conocido el caso de la electa senadora  Merlano, quien poseía más de seis mil millones de pesos disponibles para la compra de votos.

Esto es solo una muestra de las muchas malas mañas que abundan entre los congresistas. No solo se reparten efectivo sino también nombramientos y contratos,  otorgados a dedo sin concurso o licitación.

Cabría preguntarse en estos tiempos de reflexión, como dice Sor Juana Inés de la Cruz: ¿Quién peca más, el que peca por la paga o el que paga por pecar?

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