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“Hay que aprender a manejar la soberbia”
“Para  ser  humilde  se  necesita  grandeza”, expresó  el  escritor  argentino Ernesto Sábato.
Martes, 5 de Marzo de 2019

Sabios y  científicos de  Grecia,  Roma y de la  era  cristiana, a  través de diversos  escritos se  refirieron a  la soberbia y  altanería ,  no  solo  como  un  mal del  espíritu sino  también  de la  intelectualidad de  los seres  humanos del  pasado.

Muchos  años  después, filósofos y  escritores  se  refieren al  mismo  problema  de  diversas  maneras: por  ejemplo, el  gran novelista  norteamericano ErnestHemingwey, señaló que –el  secreto de  la  sabiduría,  del  poder  y  del  conocimiento es  la  humildad”.

En  contraposición  con   lo anterior, cuando algunos  jóvenes tienen  acceso  a  la  profesionalización,  con  especializaciones,  maestrías  y  doctorados, el  ego  se  les  sube a límites  insospechados y donde  laboran tratan  a  sus  compañeros con arrogancia y  a  sus  subalternos  con desprecio  y  hasta  humillaciones.

Como consecuencia del  frenesí  al  poder y  la ´necesidad´ de  demostrar sus  altos  grados académicos,  subestiman a las  personas  mayores  y que acumulan  mucha  experiencia  en  su  recorrido  laboral.

“La  ciencia es  orgullosa  por  lo  mucho que  ha  aprendido; la  sabiduría es  humilde porque  no  sabe  más”, sentenció  el  escritor estadounidense Willian  Cooper.  Un  gerente puede  llegar  a  administrar  una  empresa,  cargado  de títulos pero  huérfano  de  experiencia,  es  decir  de  sabiduría.  Lo  correcto  sería que  se  aliara con los jefes  de  divisiones más antiguos para combinar sus  conocimientos con  la  experiencia de  sus  compañeros.

Sin embargo, muchachos recién ´empacados´ de prestigiosas  universidades  arriban a  sus  cargos  luego  de  triunfar en  exigentes  concursos de  méritos,  o  por las  recomendaciones  de políticos influyentes,  a  disfrutar del  poder  y menospreciar a  los colegas que no  pudieron o  no  quisieron cursar  los posgrados,  pero  que , en  silencio  son  los  responsables  del  éxito de  la  empresa  o  la  institución.

Y como  la  soberbia y  la grosería   no  conducen  a  nada  bueno,  los altivos profesionales poco  duran  en  las  gerencias y con  el  rabo  debajo  de  las  piernas  abandonan  las lujosas  oficinas  y salen  con el  diploma  de maestrías  o  doctorados debajo  del  brazo,  denotando  en  sus  rostros el  dolor  por  la  derrota  o el  castigo a  su  soberbia.

Otros  egresados sencillos,  que se  relacionan con  los  trabajadores más  humildes,  no obstante los  posgrados obtenidos en  universidades de  otros  países, triunfan porque  cuentan con  el  apoyo y consideración  de  sus  subordinados ,  y  porque le  suman  a  los  pergaminos académicos la  experiencia que le  transmiten algunos  de  sus  dirigidos, que  casi  siempre los  pueden  doblar  en  edad y  necesidades.

Según  mi elemental criterio, en  el  análisis  que  pretendo  se  incluyen casi  todas  las  profesiones y  quienes  las  ejercen:  ingenieros, arquitectos, abogados,  médicos, odontólogos, sicólogos, comunicadores sociales ,  etc. 

Su  formación  académica y  los  posgrados son  importantes,  pero  no  tanto como su  experiencia  profesional. A los estudiantes  de esas  carreras qué  les  interesará más,  los  galardones  académicos  de  sus  profesores o  la  experiencia que  han  logrado acumular  a  lo  largo  de  muchos  años de labores?.

“Para  ser  humilde  se  necesita  grandeza”, expresó  el  escritor  argentino Ernesto Sábato. Seguramente que se  refirió  a la  integralidad del  ser  humano para  llegar  a ella .

“El  buen  juicio nace  de  la  buena  inteligencia y  la  buena  inteligencia  deriva  de la  razón,  sacada de  las  buenas  reglas;  y  las  buenas  reglas  son  hijas  de la buena  experiencia:  madre  común  de  todas  las ciencias  y  las  artes”,  Leonardo Da Vinci.

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