Vivimos en una sociedad de mercado donde nuestra racionalidad debe enfocarse al desarrollo permanente de un ambiente propicio para generar negocios, industria, empresa, relaciones económicas, que de acuerdo a sus efectos ordinarios genere desarrollo económico y social.

Los economistas resaltan la importancia de consolidar una institucionalidad que promueva o al menos facilite (no obstaculice) el desarrollo de relaciones económicas que permita generar un ambiente de inversión apropiado.

El profesor Coase por ejemplo planteaba que existen dos reglas fundamentales para lograr la máxima eficiencia en un mercado: la disminución de los costos de transacción y la determinación del derecho de propiedad.

Teniendo claro quién posee la propiedad sobre un bien es indudable que el mismo se puede utilizar para producir, vender, explotar o realizar cualquier acuerdo económico sobre este. Es lo que en primera medida permite el funcionamiento de cualquier mercado donde se proyecte ofrecer o demandar cualquier bien o servicio.

Por otro lado, la disminución de los costos de transacción implica la posibilidad real de acercar al oferente y al demandante para que se consoliden las relaciones económicas. Entendiéndolo de una manera más simple (a efectos de este artículo) es la simplificación de trámites internos y externos a un mercado para llevar a cabo cualquier acuerdo económico.

De allí se desprende la importancia de la institucionalidad en Cúcuta para mejorar el ambiente de inversión y consolidar un mercado competido y competitivo. Puede decirse que gran parte de la baja industrialización (cliché favorito de muchos cucuteños) y de los bajos niveles de crecimiento económico en nuestra ciudad se deben a las barreras institucionales, a los bajos niveles de tecnología y a los altos impuestos (como el predial) que se cobran en ella.

En visita reciente a la Cámara de Comercio de Cúcuta por invitación del Coordinador del proyecto “Doing Business” de la Gerencia de Competitividad de dicho organismo para adelantar trabajos de empalme y analizar propuestas importantes para desarrollar a nivel municipal en los próximos cuatro años; coincidíamos en el objetivo de seguir mejorando el ambiente para hacer negocios en Cúcuta y subir en el ranking a nivel nacional en el indicador “Doing Business” del Banco Mundial (puesto número 20 entre 23 ciudades analizadas en Colombia en el año 2013).

Algunos de los logros alcanzados por la Cámara para mejorar el ambiente de negocios en Cúcuta son: la verificación del certificado de libertad y tradición con la matrícula inmobiliaria por parte de un notario en cualquier lugar del país; la compra a través de la ventanilla única de registro del certificado de libertad y tradición; la liquidación de derechos notariales y de registro pasó de 15 a 1 día (3 horas); el envío de información por parte de la oficina de instrumentos públicos al IGAC sobre cambio de propietario; la consulta a través de la ventanilla única de registro del estado del predio, garantizando seguridad jurídica para el notario; entre otros.

Por último, en cuanto a las metas pendientes encontramos: la unificación en una misma factura de todos los pagos requeridos para la obtención de la licencia de construcción; la disminución del impuesto de delineación urbana de un 0,5% a un 0,2%; la implementación del liquidador de impuesto de registro en cada notaría; la unificación de estampillas requeridas para obtener el paz y salvo del predial; entre otras. Metas estas que con un poco de voluntad política de las administraciones departamental y municipal podremos alcanzar en los próximos años.