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Hacerse un lugar propio
El Observatorio de Asuntos de Género de Norte de Santander se ha convertido en un referente local
Lunes, 29 de Agosto de 2022

Volví a Cúcuta en el 2016 con una oferta laboral en la Universidad Libre, volvía muy frágil y confundida sobre mi vida luego de enfrentarme a situaciones de acoso laboral y violencia sexual en Bogotá, además volvía acompañada de una profunda depresión clínica. Tenía como único compás que el feminismo y los estudios de género era a lo que deseaba dedicarme, pero no lograba ponerme de pie ni encontrar el lugar que sintiera propio.

Afortunadamente, Norte de Santander tenía otros planes y me dio a conocer sus dinámicas territoriales y sus impactos sobre las mujeres, gracias a los distintos trabajos que tuve en la academia, el sector gobierno y la cooperación internacional, además de permitirme construir una red de apoyo amplia a nivel local donde dialogábamos sobre los anhelos feministas para nuestra región.

Esta fue parte de la antesala de la creación del Observatorio de Asuntos de Género de Norte de Santander, la organización de investigación feminista que creamos Gabriela Chacón, William Meza y yo en el 2019 con la finalidad de visibilizar las realidades que enfrentan mujeres, personas LGBTI+ y migrantes, en un contexto donde ocurren muchas cosas, pero que, en aquel momento, el registro era escaso o inexistente.

Nuestras reuniones comenzaron en la plazoleta de comidas de Unicentro. Entre bulla y olor a comida discutíamos qué podíamos hacer, teniendo en cuenta que no teníamos recursos y eran más las dudas que las certezas: ¿Cómo arrancar algo sobre lo cual no teníamos referencias locales que orientaran nuestro recorrido? ¿Qué queremos hacer? ¿Qué podemos hacer? ¿Qué tenemos la capacidad de hacer? Eran preguntas que se sentaban en la mesa con nosotras.

Ya con casi 3 años de existencia es impresionante el resultado: el Observatorio se ha convertido en un referente local y nacional sobre investigación feminista en nuestra región frontera, en un contexto donde, además, la investigación es escasa y precarizada. Una pregunta recurrente que me hacían cuando informaba sobre las distintas acciones y proyectos que llevamos a cabo solía ser: “¡¿a qué horas hacen todo eso?!”. Conseguir recursos, construir equipo de trabajo, formar investigadoras, formarme como directora, generar relacionamiento, entregar productos de alta calidad, representar a la organización en diferentes espacios, enfrentar las adversidades, estoy segura que todo ello no se habría dado de manera tan exitosa si quienes estábamos ahí no tuviéramos la convicción firme de que este no era solo un proyecto profesional sino una apuesta de vida. Y, efectivamente, el Observatorio se convirtió en mi hija y mi familia, mi propósito más íntimo y mi razón de ser en Norte de Santander.

Hoy me siento tranquila entregando la organización, es cierto que todavía tenemos desafíos y que nos encontramos en un proceso de constante fortalecimiento, pero haber sacado adelante una organización feminista en un contexto como el cucuteño, tan arraigadamente machista y tan fuertemente violento, no es cosa menor. La investigación feminista fue mi manera, y la manera de quienes participamos en el Observatorio, de hacernos un lugar propio en el movimiento violeta local y en nuestra región.

Hoy quiero aprovechar para agradecer a todos y todas quienes nos apoyaron en este recorrido, como al equipo tan valioso que acompañó mi proceso al interior de la organización. Me voy tranquila y satisfecha por lo hecho, por lo que entrego y a quienes se lo entrego. Cúcuta y Norte de Santander amados, todo esto fue para ustedes.

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