El acuerdo de paz suscrito entre el Gobierno Nacional y las Farc no era un salvoconducto para que los desmovilizados de esa guerrilla continuaran cometiendo actos ilegales y eso quedó claro con la captura del líder de esa organización conocido como Jesús Santrich.
Su detención sorprendió al país y a la comunidad internacional porque evidenció denuncias hechas por opositores del proceso de paz, quienes afirman que los reinsertados no abandonaron sus prácticas delictivas, especialmente el narcotráfico, y por ello no revelaron las rutas que utilizaban para sacar la droga ni la composición de toda la red con sus enlaces en el exterior.
Las acusaciones de la Fiscalía que llevaron a la captura de Santrich, sin lugar a dudas pone en un punto crítico el proceso de paz y dejan muchos interrogantes que tienen que ser dilucidados en los próximos días.
El primero que se debe considerar es si la curul que quedará en la Cámara de Representantes luego de esa detención, tendrá el mismo tratamiento que otorga la ley para las sanciones de la silla vacía y en consecuencia, la Farc (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común) no podrá reemplazarlo por otro nombre del partido.
En este caso el acuerdo de paz estableció que dicha organización tendría una participación en el Capitolio con cinco senadores y cinco representantes y si se aplica de manera objetiva la ley, dicha estructura perdería esa curul.
Sin embargo hay quienes consideran que teniendo en cuenta que Santrich no se ha posesionado ni asumido su condición de congresista, no se considera como tal y por ello la Farc puede proponer un reemplazo.
La ley es clara y en caso de que se compruebe su participación en envíos de cocaína a los Estados Unidos, posterior a la refrendación de los acuerdos de paz, debe perder todos los beneficios obtenidos en el proceso y de esta manera tampoco sería reemplazada esa curul.
Otro aspecto que el Estado colombiano deberá atender, es el posible fortalecimiento de la disidencia de las Farc, a quienes incluso se les atribuye actos ilegales en el sur del país como el secuestro y asesinato de tres periodistas ecuatorianos.
El gran temor de los miembros del entonces Secretariado de esa organización, que fue planteado en la mesa de negociaciones, siempre ha sido la extradición, por eso buscaron blindarse frente a esa figura.
Ese temor renace con el caso Santrich, pero no hay que perder de vista que si se logra comprobar su responsabilidad en narcotráfico, se sale de la esfera del proceso de paz y constituye un nuevo hecho delictivo.
El capítulo no ha llegado a su fin, habrá que esperar el pronunciamiento de la Jurisdicción Especial para la Paz y la Corte Suprema de Justicia frente a su probable extradición, al igual que la posibilidad de que más personas estén involucradas en estos hechos delictivos posteriores a la fecha en que el Congreso refrendó los acuerdos, lo cual sería un golpe mortal para un debilitado proceso de paz.
@WilsonRuizO