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El sainete colombiano
Cabemos perfecto en el festival de teatro, pero del absurdo.
Viernes, 1 de Abril de 2016

En Colombia no salimos de un absurdo para entrar a otro. Cabemos perfecto en el festival de teatro, pero del absurdo. El sainete colombiano tiene de grave que en lo que muestra es una falla de estructura del estado, que es el único tema de que no se habla.

Ver al distinguido jurisconsulto Carlos Gustavo Arrieta hablar que lo de La Haya era una fracaso con aroma de triunfo, a Manuel José Cepeda, también excelso jurisconsulto decir que la Corte de La Haya usó el fallo de Colombia para mandarle mensajes a China, o a nuestro excelso expresidente Belisario Betancur diciendo que estaba inflamado de patria y contando como cuando era presidente se paraba en los cayos a decirle a los pescadores que él era el presidente de Colombia y que salieran de ahí, provoca en uno un sentimiento de patria boba que no se soporta.

Colombia, jamás en la historia, ha tenido una política internacional porque todo es para consumo interno. Como buen autista, este país vive solo para la política interna del nombramiento siguiente, el contrato por venir o el enemigo a demandar ante los perros de la ías.

En 2012, el Gobierno habló del gran plan para San Andrés de 100 proyectos que no se han hecho sino en un 20%, en 2015 con el cierre de la frontera todos los ministros fueron a Cúcuta a hacer discursos y a preguntar cuántos almuerzos se necesitaban para los expulsados, y todo es para consumo interno. El saliente ministro de Minas y Energía no quiso respondernos como tramitar el gasoducto por confiabilidad a Cúcuta, porque estaba en cosas más importantes; siempre medidas para los medios, idiotas útiles del poder, nada de fondo.

El abandono histórico del pacifico es casi grotesco. El de las fronteras también. El del Amazonas es casi épico. Creo que muchos ministros solo han visto el Amazonas en la película el Abrazo de la Serpiente y eso porque fue nominada al Oscar.

Nuestro servicio exterior es para pagar favores internos. Empaca maletas nuestro nuevo flamante embajador Montenegro que demostró su ecuanimidad en ese brillante paso por la fiscalía.

Ahora le dimos una patada al sistema multilateral sin que nadie sepa que consecuencias pueda tener. Nuestros “analistas” van desde que no pasa nada, pasando por los que dicen que otros países no han cumplido fallos hasta los que sostienen que si llega algo al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, los Estados Unidos nos arropará con su manto protector. No nos sirven cortes de Naciones Unidas para diferendos pero apelamos a ellos como garantía de seriedad de la desmovilización de las Farc, sin saber si estos son más del Alba que de la unidad nacional.

La improvisación, el ir apagando incendios y creando imaginarios ante todo error que se comete como pasa con el riesgo de apagón como “apagar paga”, ahora con el diferendo de Nicaragua, apelando al más burdo nacionalismo, o la paloma regordeta de la paz, sin dar a conocer los acuerdos, muestran que nuestra sociedad es responsable de lo que nos pasa.

Se deja usar como plastilina en manos del poder. Hoy, todos vamos a terminar con escuditos de la paloma, un bombillo con una x y una banderita colombiana flameante y sin exigir una reforma de ese Estado que nos condenó a la miseria del subdesarrollo.

Nicaragua tiene bastantes décadas preparando una estrategia para plantear el diferendo con Colombia, como un tema de Estado, apelando a la inteligencia y no al burdo sentimentalismo. Tiene en La Haya, hace más de 30 años,  Al mismo embajador, cuenta con abogados expertos en temas del mar y la justicia internacional, con una estrategia que han venido marcando con coherencia.

¿Alguien cree que Nicaragua no sabe que va a hacer a continuación con el tema del referendo, cuando han mostrado una claridad absoluta en el objetivo? En 2012, mientras Colombia recibía con sorpresa el fallo de entonces y aquí discutíamos sobre la “legalidad” del fallo, sacaba Noemí Sanín libro sobre la conspiración de la Corte de la Haya contra Colombia, creábamos el esperpento leguleyo de “aceptar el fallo pero no acatarlo” lo que nos ganó un buen regaño, Nicaragua preparaba la siguiente demanda que aunque no lo crean también nos sorprendió. Y si seguimos como vamos viviremos de sorpresa en sorpresa.

Lo decente ante todo lo que está pasando es exigir la reforma de ese Estado colombiano, pero los ciudadanos lo cambiamos por dijes de palomas, banderas y bombillitos. Como le pasó a nuestros indígenas con la conquista, cambiamos oro por medallitas.

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