El mediodía del sábado pasado perdurará en la memoria de muchos ocañeros luego del ´desfile´ de dos viejos aviones de guerra, ´kafires´, el que posiblemente hacía parte de la avanzada presidencial, en vísperas de la visita del mandatario de los colombianos Iván Duque Márquez.
Para muchos, fueron quince minutos llenos de terror y desconcierto , por el ruido horrendo que se desprendía de las veloces naves, que varias veces atravesaron la ciudad, de sur a norte.
Mientras que para los niños y jóvenes representó un espectáculo marcial y una demostración de destreza por parte de los pilotos, para los adultos , todo lo contrario: solo esperaban explosiones en los pocos edificios y en los virtuales centros industriales de la segunda ciudad de Norte de Santander.
Los episodios catastróficos de la segunda guerra mundial, observados en documentales o en películas, fueron adaptados a una supuesta confrontación bélica con los hermanos o vecinos venezolanos.
El show aéreo, para algunos jóvenes amantes de la adrenalina, o la tortura sicológica, para gran parte de la ciudadanía, se repitió en menor escala el domingo siguiente, como preámbulo del arribo del presidente Duque, y entre unos y otros, quedaron muchas inquietudes: ¿cuál fue el propósito?
La parada militar y los anuncios del gobernante de Colombia en el estadio Hermides Padilla, no sorprendieron a los millares de asistentes : cinco mil hombres muy bien entrenados y armados para pacificar la convulsionada zona del Catatumbo y por ahora, cero promesas para comenzar a superar los inmensos problemas de sus sufridos habitantes.
Las ofensivas de soldados y policías contra los guerrilleros y narcotraficantes provocarán desplazamientos masivos y seguramente Ocaña será el centro de recepción, sin que se haya hecho ningún anuncio por parte de la comitiva presidencia para mitigar la superpoblación de la ciudad, amén de los centenares de venezolanos que seguirán llegando.
Las difíciles relaciones diplomáticas del actual gobierno nacional con el de la República Bolivariana de Venezuela, despiertan muchos temores entre los ocañeros. Con lo ocurrido el fin de semana pasado, muchos pesimistas no descartan una confrontación armada y dada la proximidad con la nación vecina, se imaginan el cielo lleno de aeronaves modernas ametrallando o bombardeando a la ciudad.
Hay , entre niños, jóvenes y adultos , amantes de los juegos bélicos, pero los virtuales, y entre ellos no se pueden descartar a quienes le gusta la guerra real, y ellos lo han demostrado en las últimas elecciones , plebiscitos o consultas, incluso, sin ser soldados, dicen que serían felices vestirse de camuflado y portar los fusiles.
No quiero , siquiera, suponerme la destrucción, desolación y devastación de seres humanos, entre ellos familiares y amigos, o la fila interminable de personas huyendo del estruendo y del fuego calcinante en los edificios y casonas.
Como ocurrió con los judíos en Alemania, se imaginan buscando como ratas a los venezolanos en nuestro territorio o a los connacionales en suelo venezolano?. Atrás quedaría la historia emancipadora de España, cuando colombianos y venezolanos se unieron y lucharon para expulsar a los invasores europeos.
El ruido estruendoso de los aviones que recorrieron en varias oportunidades el cielo ocañero provocó histeria, estrés y terror en la ciudadanía, y hay en la región fanáticos de la violencia, que no entienden los avisos del rugir de la guerra