Tuve la oportunidad de participar de las primeras reuniones tendientes a la conformación del Plan Decenal de educación; un documento de la mayor importancia que debe convertirse en la carta de navegación de lo que tiene que ver con nuestro sistema educativo como motor del desarrollo humano y como fuente para estimular el crecimiento del país.

Muchas fallas protuberantes noté en esas primeras reuniones: No existía la visión del Presidente de la República, tampoco de la ministra del ramo que ni siquiera asistía a esas primeras deliberaciones; no se contaba con un esquema de trabajo que ofreciera una dinámica productiva; y para terminar, la presencia de un grupo muy numeroso y de no muy claros perfiles para el trabajo, hacía que esas reuniones fueran tediosas, absurdas y sin fundamentos apreciables.

Un plan decenal de educación requiere tener una visión clara del Presidente de la República, porque resulta ser un objetivo fundamental de gobierno. Además la ministra del ramo debe contar con unas herramientas básicas, diseñadas por expertos del mas alto rango y experiencia, para poder apalancar un plan de trabajo armónico y productivo y de alto impacto.

En estos momentos existen países con progresos sobresalientes en materia educativa, que han sido capaces de lograr grandes transformaciones que se han reflejado en una nueva clase de individuos capaces de sortear toda clase de incertidumbres y de abordar con propiedad los compromisos que el futuro advierte, pudiendo de esta manera experimentar crecimientos económicos muy apreciables y mejoramientos de la calidad de vida de las personas ¿por qué no vincularlos para compartir experiencias, de tal manera que sea posible trabajar sobre la base de procesos con comprobado éxito?

Esperamos que la ministra actual, recientemente posesionada y con cuatro años a la vista en el ejercicio de su función, pueda estructurar un plan de trabajo del mas alto nivel que permita el acopio de información, y posibilite el diseño de planes que puedan responder a unas expectativas ambiciosas en esta fundamental materia.

La educación tiene que ser un instrumento de primer orden en cualquier gobierno y resulta ser la inversión con más elementos de productividad hacia el futuro. Hay que saber en manos de quién, y cómo, es que se van a colocar estos programas que resultan ser la esencia para el desarrollo de cualquier país.  

De otro lado creo que fue un gran error acabar con el programa “Ser pilo paga” sin tener listo un nuevo modelo para reemplazarlo. En el aire quedan los talentos de escasos recursos para continuar sus planes de estudios.