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El chico Trump
¿Qué causó este escándalo?
Domingo, 16 de Julio de 2017

El hijo del Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump Junior, como lo llaman, es metepatista y bocón como su papá. Es un hombre de 39 años, casado y con cinco hijos.

Sin embargo, a raíz de su última embarrada, que durante esta semana llenó los espacios de los medios electrónicos y la prensa, su padre lo ha defendido diciendo que es “un chico” transparente y honesto.

¿Qué causó este escándalo?

Para quienes no siguen a diario las noticias que se originan en Washington, este es el resumen:

Desde antes del día de las elecciones se afirmaba que el gobierno de Vladimir Putin estaba interfiriendo en la campaña norteamericana, con la finalidad de perjudicar a la candidata demócrata, Hillary Clinton, y favorecer al republicano Donald Trump.

El Congreso de los Estados Unidos llamó a declarar sobre el tema a los jefes de las principales agencias de investigación e inteligencia, quienes afirmaron que, a su juicio, la anterior acusación era cierta.

Públicamente no dieron a conocer las pruebas que tenían.

Posteriormente, se ha hablado sobre algunas de esas  pruebas, entre ellas, el “jaqueo” de los computadores del partido demócrata, la publicación de sus correos, y las acciones de elementos rusos, a través de las redes sociales y de correos electrónicos directos a votantes en estados clave, para propagar historias falsas contra Hillary.

A pesar de tan serios testimonios, Donald Trump jamás aceptó públicamente esa realidad. Se especula que, a su entender, haberlo hecho habría significado quitarle legitimidad a su elección.

Como se sabe, Hillary ganó nacionalmente por más de tres millones de votos, pero perdió por pocos sufragios en algunos estados que requería para ganar el colegio electoral.

Los medios continuaron sus investigaciones y hablaron de posible cooperación (o colusión) entre miembros de la campaña de Trump y los rusos, para afectar las elecciones y ayudar a elegir a Trump.

Lo anterior sería un delito cercano a la traición a la patria. Sin embargo, no se habían publicado pruebas claras de esa posible “colusión”.

La prueba reina puede que la haya descubierto el diario The New York Times quien descubrió memorandos de los rusos invitando al hijo de Trump, en junio del año pasado, a una reunión con una abogada supuestamente cercana al Kremlin.

El autor de la invitación fue el publicista de un cantante ruso, amigo de Trump. El gancho para que Donald Junior aceptara reunirse con la rusa fue el de que ella tenía información importante e incriminatoria contra Hillary, que podría ayudar las aspiraciones presidenciales de Donald Trump. Ese gesto fue descrito como parte del apoyo de Rusia y su gobierno a la candidatura de su padre. Trump Junior, de inmediato respondió: “Si esto es lo que usted dice, me encanta”. La lista de rusos que asistieron se extendió a cinco personas, entre ellas un agente ruso-americano, quien sirvió en el ejército de ese país, y actualmente hace tareas de lobby en Washington.
 
Donald Junior, adicionalmente, invitó a su cuñado Jared Kushner y al entonces presidente de la campaña presidencial, Paul Manafort. Persisten las dudas sobre cuándo se enteró el ahora Presidente sobre esta reunión, su contenido y asistentes. Él ha dicho que sólo supo hace unos pocos días.

¿Qué se habló durante la reunión, qué tipo de información se intercambió?  No hay claridad.

Trump Junior se ha contradicho repetidamente al respecto. Al comienzo negó que el objetivo de la reunión fuera el de recibir información contra Hillary. Calificó a los periodistas como mentirosos. Ante las amenazas del NYTimes de publicar el intercambio de mensajes con los rusos, se decidió a adelantarse y publicarlos el mismo. El escándalo está en pleno apogeo y las investigaciones serán numerosas. Los resultados, todavía están por verse. Sin embargo, el escándalo llega en momentos en que el gobierno de Trump todavía no arranca y no puede darse el lujo de tener que dedicarse a apagar incendios.

Con la mejor de las intenciones, pero sin detenerse a reflexionar, es posible que el “chico” Trump haya aportado la prueba reina sobre la cooperación entre la campaña de su padre y los rusos que intervinieron en la campaña norteamericana.

El fiscal especial que se nombró para investigar el tema, un prestigioso exdirector del FBI, tendrá la última palabra.

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