(Oración)
Colombia es un país de políticos. De malos políticos. Los hay en todas partes, claro.
Pero en Colombia los fabricamos (y salen con defectos), los maquillamos (y se travisten), los elegimos (y se creen reinas), les damos un micrófono (y se embrutecen). Por eso no gobiernan sino que llenan las calles de vallas publicitarias, propagandas radiales, saltimbanquis y un batiburrillo de pendejadas que cautivan al incauto.
Y no contentos con todo eso, los seguimos eligiendo. Hubo un tiempo en que en Colombia sólo ganaban las elecciones los más corruptos. Ahora elegimos a los más ineptos. ¿Por qué?
-(Todos) Porque el calor daña lo semáforos.
Y como el calor daña los semáforos, según la finísima observación del secretario de tránsito (antes secretario de cultura, pero antes sub secretario de juventudes y ahora alcalde encargado por unos días en que la ciudad estuvo a punto de estallar, y si no estalló fue porque, como todos sabemos, Semáforo Ardila es un bobo con suerte), habrá de suponer que cuando haga frío las cosas se arreglan.
Pero el problema no es el calor. El calor arrechísimo que hace aquí y que daña los semáforos. El problema es que no les hacen mantenimiento para que se dañen, y así poder exigir al Concejo la aprobación de 5 mil millones de pesos para la rebatiña.
El alcalde encargado no sólo es un inepto sino un testaferro moral de su jefecillo. No fue así toda la vida, yo lo conozco desde hace algunos años y puedo dar fe de que antes era un tipo más o menos insignificante.
¿Pero, por qué un hombre humilde y promisorio terminó entregado a las más repulsivas de las conductas humanas?
-(Todos) Porque el calor daña los semáforos.
En la Historia Universal de la estupidez, Paul Tabori dice que “algunos nacen estúpidos, otros alcanzan el estado de estupidez, y hay individuos a quienes la estupidez se les adhiere”.
Pero la mayoría son estúpidos porque se le dio la oportunidad de demostrarlo.
Sobresalen, sí, y por eso creen que son modelos, pero son estúpidos y no es su culpa. ¿Por qué?
-(Todos) Porque el calor daña los semáforos.
No es justo que el hombre haya descubierto el fuego, inventado la rueda, la escritura, los dioses del Olimpo, la epopeya, la imprenta de tipos móviles, la bombilla incandescente, el telégrafo, la penicilina, conquistó universos verbales, disgregó el átomo, inventó el avión, las sondas espaciales, el adjetivo, la pintura abstracta, la danza y la música, para que ahora, en pleno siglo XXI, un semáforo dañado se convierta en funcionario y nos dejen sin luces.
