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Día del político
Pero pensar en el Día del político es motivo para algunas anécdotas.
Lunes, 11 de Julio de 2016

Hace algún tiempo leí en un periódico nacional un artículo de un columnista tunjano que pedía se creara el Día del político, lo cual, creo, no es de buen recibo, porque la gente tiende a equiparar todos los políticos con todos los males de la República, ignorando que también los hay buenos y honestos. Además, es difícil escoger la fecha teniendo como referencia una personalidad, porque puede suceder como en Ocaña, donde el 1 de enero de 1923, durante la República Conservadora, se instaló en la Plaza 29 de Mayo un busto del médico-filántropo Margario Quintero Jácome, y en la República Liberal lo desinstalaron, por eso mismo, por liberal. El busto está hoy en casa de sus familiares.

Pero pensar en el Día del político es motivo para algunas anécdotas de estos personajes:

1. En 1906 se reunía la III Conferencia Panamericana en Río de Janeiro y en la delegación colombiana estaba el político barranquillero Julio H. Palacio. Un día, bien de mañana, el general Uribe Uribe, jefe de la delegación, le dice a Julio H. Palacio que estudien la posición de Colombia en la Asamblea, a lo que Julio H., con el guayabo aún vivito por los whiskies de la noche anterior, le dice: “General, yo no fui nombrado aquí para prestar servicios sino por servicios prestados”.

2. Al final de su existencia le reprochaban a Julio H. Palacio que se presentara como liberal, renegando de su génesis conservadora, y cuando alguien le requirió: ¡Defínase, su señoría! Él contesto: ¡Áulico del poder!

3. Por su baja estatura, los conservadores laureanistas llamaban a Carlos Lleras Restrepo “el microbio”. Alguna vez Carlos Lleras escribió que Laureano Gómez era nazi, y Laureano le contestó en El Siglo: “Más fácil es descubrir un microbio, engordarlo y vendérselo al gobierno, que comprobar nuestras adhesión a las ideas nazistas”.

4. En una de sus salidas brillantes y con fina ironía dijo Álvaro Gómez Hurtado que él era “el último liberal que quedaba en Colombia”.

5. Es muy conocida la anécdota del Luis Antonio Robles Suárez, el famoso “negro Robles”, de Camarones, Guajira, quien en 1892 era el único parlamentario liberal, y al ingresar al Congreso, un parlamentario conservador le gritó: “¡Se oscureció el Congreso!”, a lo cual Robles contestó: “Yo no tengo la culpa de ser negro; la noche tenebrosa y fría imprimió su manto sobre mi rostro, pero aún blanquean los huesos de mis antepasados en las murallas de Cartagena por darle la libertad a muchos blancos de conciencia negra como usted”.

6. ¿Por qué al político Fidel Castro le dicen el semáforo? Porque primero estuvo con los rojos (rusos), después con los amarillos (chinos) y ahora con los verdes (dólares). Es decir, 59 años para volver al principio.

7. Recién abierta la tumba de don Marco Fidel Suárez coincidencialmente Laureno Gómez estaba en la Asamblea de Santander donde hizo el elogio del difunto, lo que nadie entendió, y un diputado lo recriminó, a lo que Laureano contestó: “Lástima que no haya una ley que prohíba a los perros entrar a los cementerios”.

Moraleja: para la política se requieren condiciones excepcionales y brillantez intelectual.

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