La vía que de la glorieta Carlos Ramírez Paris, cerca de los predios donde actualmente funciona la Policía Metropolitana en dirección al punto de referencia Pinar del Río, es jurisdicción de la Alcaldía de Cúcuta. La misma vía, desde el sitio antes mencionado hasta la glorieta Padre Rafael García Herreros, donde está la intersección prolongación Avenida Cero, es del Municipio de Los Patios y desde ahí hasta San Mateo, es jurisdicción de la Alcaldía de Villa del Rosario.
Premeditadamente hice la respectiva aclaración, por cuanto la arteria antes citada en los dos sentidos, se encuentra totalmente destrozada. Los inmensos cráteres ofrecen alto riesgo de accidentalidad para los actores de la movilidad representados en conductores de automotores, motociclistas y ciclistas, siendo los dos últimos, los más vulnerables.
El tramo que intervino hace muy poco tiempo la Secretaría de Obras Públicas e Infraestructura de Los Patios, evidencia partes que no resistieron las condiciones climáticas o faltó reforzar la estructura del área a intervenir. Lo cierto es que hay fallas.
Con motivo de los trabajos que algún día terminarán en el sector del actual Puente Benito Hernández (San Rafael), se permitió el tránsito de todos los vehículos por las mismas vías que a diario presentan atascos y muy raras veces son atendidos por el personal uniformado de la Policía Nacional, puesto que casi la totalidad de ellos, se ocupan es de atender llamadas vía celular o chatean sin descanso.
Presumo que parte de esas conversaciones, pudieran ser para apoyar la movilidad y avisar a sus compañeros la estrategia a seguir, pero si el asunto es personal, muy lamentable puesto que muy fácilmente se convierten en blanco de la crítica ciudadana.
Con respecto a los daños prematuros de carpeta asfáltica, es lógico interpretar que al cuadruplicarse el tráfico promedio diario por esta vía, su durabilidad se reduciría significativamente, motivo por el cual, se debe requerir a los responsables de la construcción del puente, con el propósito que realicen el parcheo necesario y merme la posibilidad de accidentalidad.
Los contratistas de la obra no deben ruborizarse, puesto que era previsible lo que está sucediendo, aspecto que consideraron en su propuesta económica, previo a la adjudicación.
En cuanto a la señalización, ni hablar porque no existe. Entonces tenemos una arteria destrozada y sin dolientes, representada en los tres funcionarios que deben atender la infraestructura de los municipios citados, el contratista del nuevo puente y muy a mi pesar, la Policía Nacional por la distracción permanente de las personas que tienen a su cargo la regulación vial.