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Cuchuflí
Hace 30 años, La Opinión inició la publicación de la columna “Cuchuflí”.
Martes, 31 de Mayo de 2022

Tremenda sorpresa me llevé el sábado pasado cuando mi amigo Germán “Burrito” González me escribió “Feliz cumpleaños, Cuchuflí”. Aún no salía de mi asombro cuando la escritora de Ángeles, doctora Eudoxia Becerra, me envió un “felicitaciones al columnista de Cuchuflí”. Y llegaron otros mensajes, y yo, lelo. Yo cumplo años en Noviembre. ¿Y entonces?

Desde niño me gustaba escuchar a los copleros del pueblo y a los que recitaban ensaladillas de humor y a los arrieros que contaban sus aventuras por los caminos de sol y barro. Y se me fue metiendo el gusto por los versos mamadores de gallo. Fui lector voraz de los poemas de la Gruta Simbólica, una agrupación de poetas de comienzos del siglo pasado, que se reunían en Bogotá a tomar aguardiente mientras cantaban y recitaban décimas y hacían improvisaciones literarias, de alegría y de fino humor.

Cuando este periódico me abrió sus generosas páginas para mis escritos, publiqué, además de mi columna periodística, algunos versos con el estilo jocoso de la Gruta Simbólica. Los llamé Notiversos, pero el nombre no pegó. Los llamé Notidiario, porque comentaba noticias en verso, pero el nombre tampoco decía mucho. De pronto se me iluminó la mollera y escribí “Cuchuflí”. Y parece que el nombre gustó.

En el diccionario de la Real Academia de la Lengua española no aparece la palabra, pero yo la había escuchado de mi papá, que a veces hacía de carpintero para fabricar los taburetes de la casa: “Mijo, páseme ese cuchuflí”. Era algún tornillo muy pequeño o una cosa liviana. En el diccionario de americanismos dice que se refiere a cosas cuyo nombre se ha olvidado. Lo cierto es que así llamé mis versos, que publicaba en La Opinión de los domingos, versos cortos, mamadores de gallo, para sacarle jugo a la vida.

Sin embargo, no entendía por qué mis amigos me felicitaban por wassap.  Hasta que el mismo Burrito González me sacó de la duda: “Mire las efemérides de hoy, en el periódico”. En efecto, allí dice, en la edición del sábado pasado (28 de mayo):  “Hace 30 años, el 28 de mayo de 1992, La Opinión inició la publicación de la columna “Cuchuflí”, a cargo del periodista Gustavo Gómez Ardila”.

Treinta años. ¡Cómo pasa el tiempo, Dios mío! Como dice la canción: “Parece que fue ayer”. Con razón, las arrugas, la calvicie, la barriga. Afortunadamente alguien me dijo que la juventud se lleva por dentro. Y yo le creí. Sigo siendo joven. Y a veces me siento como un toro. Y aprendí que la alegría es elíxir de larga vida. Por eso vivo alegre. Por eso aún a mi edad, sigo mamando gallo. Y eso gusta. Y eso rejuvenece.

Alguna vez publiqué un pequeño libro con un título sugestivo: “Poemas para mamarle gallo a la vida”.   En la contraportada del libro, mi hija Diana escribió:  “Le cuesta a uno cierto tiempo saber cuándo Gustavo Gómez Ardila habla en serio o cuándo es pura mamadera de gallo. Y es que cuando la vida se toma así sólo para disfrutarla y sacarle el mejor provecho, todo lo que sucede alrededor se convierte en un motivo para reír. Con Poemas para mamarle gallo a la vida, se aprende historia, política, estadística y hasta sicología, con el toque humorístico de quien, a través de los años, ha arrancado risas y alegrado la vida de quienes tenemos la dicha de conocerlo: mi papá”.

Escribí Cuchuflí hasta cuando creí que los tales versos de humor habían cumplido su ciclo. Sin embargo, sigo convencido de que mamando gallo, la vida es maravillosa.

gusgomar@hotmail.com

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