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¿Convendrá dolarizar la economía?
La economista Marcela Eslava decana de la Universidad de los Andes.
Miércoles, 23 de Diciembre de 2020

Amables lectores: frente a los múltiples problemas económicos originados en la pandemia, se vuelve a polemizar sobre la dolarización. Esta es una salida de emergencia adoptada ante serios problemas económicos sufridos por algunos países de américa latina.

Comparto con la economista Gloria Helena Rey la tesis que los peligros de una eventual adopción de la moneda de Estados Unidos superan a los posibles beneficios; se desaparecería el Banco de la República y con ello la posibilidad de activar la economía con un manejo adecuado de las tasas de interés. Al dolarizar, el país pierde independencia en el control de su política monetaria y todas las decisiones sobre este punto pasan a depender de la nación emisora de la moneda. Colombia no podrá contrarrestar bajas en sus exportaciones mediante ajustes en la tasa de cambio y, lo más grave, nuestro Banco Central no podrá emitir para comprar bonos del tesoro.

La economista Marcela Eslava decana de la Universidad de los Andes afirma: “la dolarización se justifica únicamente cuando un país enfrenta una inflación desbordada y que solo se frenaría quitándole a un Banco Central derrochón su poder de manejo sobre la moneda nacional”. Hoy la situación del país donde están presentes una fuerte recesión y una baja inflación, no justifica este tipo de drásticas medidas. El país al dolarizar pierde el llamado señoriaje o beneficios de acuñar papel moneda y con estos recursos financiar el gasto público. 

Existen tesis contrarias a la no dolarización. El economista Steve Hanke, profesor universitario de la Universidad John Hopkins insiste que Colombia debe olvidarse del peso y dolarizar la economía, toda vez que esta moneda es perdedora a largo plazo. Además afirma: “los colombianos prefieren los dólares”. El economista Daniel Niño, codirector de una firma especializada en BigData le responde: “La tasa de cambio refleja lo improductivos que somos, lo absurdo de nuestros costos laborales, nuestra baja tecnificación, además de muy poca diversificación y todo lo anterior no lo corregiría la dolarización”.

Hanke afirma que el peso colombiano sube y baja con mucha facilidad pero a largo plazo tiende a debilitarse y que desde el 2014 el peso ha perdido un 45% de su valor con relación al dólar. Añade que los países que están oficialmente dolarizados generan tasas de inflación más bajas, menos variables y crecimientos más altos y estables comparables con países que emiten su propia moneda. Describe como ejemplo éxito a Ecuador, olvidándose de cual era la situación de ese país cuando dolarizó con una hiperinflación del 106% en el año 2000. Asegura que con una economía dolarizada las personas no se llevarían su dinero fuera del país, contradiciendo con esto la experiencia vivida en Grecia que, tan pronto se inició la crisis y no hubo ajustes a través de la tasa de cambio porque la moneda era el Euro, los grandes capitales salieron ante la amenaza de quiebra de ese país. Si no hubiese sido por la ayuda del FMI los bancos griegos se hubiesen quebrado debido a los masivos retiros. 

En resumen, dolarizar no es una medicina milagrosa ni la vara mágica que solucionaría todos los problemas económicos y traería múltiples desventajas descritas en líneas anteriores. 

 

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