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Consejos de don Quijote a un cucuteño
“Déjalos que ladren, Sancho. Es que vamos cabalgando”. Seguramente Sancho se fue a bajar de su burro para tirarles piedra a los perros que les ladraban
Jueves, 20 de Abril de 2023

Dentro de tres días estaremos celebrando el día del Idioma Español, y recordando personajes como el Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, su hermosa novia, la incomparable dulcinea del Toboso, y su fiel ayudante, Sancho Panza, entre otros.

A don Quijote se le corría la teja de cuando en cuando, es decir, todos los días, pero en sus momentos de lucidez le daba consejos a su fiel escudero Sancho, consejos que, aún hoy, siguen teniendo validez.

Si Miguel de Cervantes Saavedra viviera hoy por estos lares, y aquí le diera por escribir su novela, la empezaría más o menos así: “En un lugar de la frontera, de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía un cucuteño que transitaba por trochas, llevando pimpinas de gasolina al país vecino, un país que hace unos años era uno de los  primeros productores  de petróleo…”. Y seguiría su historia.

Pues bien. Siguiendo con el cuento, el primer consejo que don Qujjote le daba a su escudero era tener fe en Dios: “Primeramente acércate a Dios, porque Dios es sabiduría y andando con Él, serás sabio tú también”. Nos viene como anillo al dedo este consejo, ahora que nos hemos alejado de Dios, ahora que en los colegios no se reza antes de empezar clases, ahora que no se enseña religión, ahora que en Semana Santa nos vamos de  farra y de paseo. Por eso vamos “de culo pal estanco”, como dice el refrán.

“Sé humilde, Sancho. No te hinches como la rana que quiso ser buey”. La fábula cuenta que una rana, envidiosa de la vida que llevaba el buey, empezó a tragar aire para inflarse y crecer. Y tanto se infló, que se reventó. En Cúcuta sí que tenemos ranas con ganas de ser bueyes. La humildad, la sencillez, la modestia son virtudes del hombre grande. La vida misma se encarga de castigar al engreído, al orgulloso, al pedante, al que se cree la vaca que más leche da. Los viejos decían: “Hay hombres que suben como palmas y caen como cocos”.

“Déjalos que ladren, Sancho. Es que vamos cabalgando”. Seguramente Sancho se fue a bajar de su burro para tirarles piedra a los perros que les ladraban. Y Don Quijote le dijo: “Tranquilo, no te van a morder, porque vamos bien, vamos cabalgando”. Dicen que en Cúcuta la envidia se da como la mala hierba, y a cualquiera que intente hacer algo bueno, alguien que cabalgue, le caen a masacrarlo por aquello de  “Clavo que sobresale, su martillazo se lleva”. Lo mejor es seguir adelante, seguir cabalgando y no detenerse a tirarles piedra a los perros.

“Deja de quejarte por todo, Sancho”. Y en eso sí que somos expertos los cucuteños. Nos quejamos del calor, de la lluvia, de la mujer, de la suegra, del gobierno, del gato…” Nuestra vida se va en quejumbres y lamentos, en vez de hacer algo por ayudar a salir de la situación. Dicen que el presidente Kennedy dijo el día de su posesión: “No preguntemos qué puede hacer la patria por nosotros, sino qué podemos hacer por la patria”. ¿Qué podemos hacer nosotros por Cúcuta? Empecemos por algo: Saludar al vecino, no tirar basura a la calle, no estacionar en mitad de la vía, no ser mugres con Cúcuta…

(Continuará)

Ñapa: Mañana viernes, a las 5 de la tarde, la Fundación cultural El cinco a las cinco y el movimiento de arte y Literatura El Zaguán, celebrarán el Día del Idioma en la Biblioteca Julio Pérez Ferrero. Música, arte y poesía. Estamos todos invitados. Allá nos vemos. 

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