A veces ser columnista es una vaina. La gente piensa que uno hace parte de los órganos de control, en una región donde no funcionan. Me sucede con algunos dirigentes sindicales que me solicitan mi concepto.
Y es que, en la mal llamada provincia colombiana, se hace notorio el temor reverencial por el nivel central, tan capitalino y “chapiadito. Temor reverencial a veces rayano en la sumisión y la ridiculez. En el sector público el complejito se magnifica y se torna axiomático y con sabor a bula papal: “Roma locuta, causa finita est”. Si lo dijo Bogotá, póngale la firma, dicen nuestros burócratas; los pasajeros y los perpetuos.
Dije la vez pasada que el Gobierno nacional expide Decretos de la Pandemia que no se cumplen y cité el 491 de 28 de marzo de 2020, que aplazó -teóricamente- los procesos de convocatoria que no tenían lista de elegibles ese día de su expedición. Las listas de elegibles de la OPEC 826/18 del municipio de san José de Cúcuta se publicaron seis meses después.
Así lo confiesa el Señor Alcalde en los Decretos de insubsistencias en serie, que le pusieron en su escritorio y que por inexperto firmó y seguirá firmando contra la ley. ¿Cuánto nos costará ese detrimento patrimonial, tras los 130 fallos del Conejo de Estado? Un actuario me colaboró y los tasa en más de ocho mil millones de pesos. Sin embargo, la ley dice quién debe revisarle esos actos administrativos antes de su firma.
Pero no es solo la Comisión Nacional del Servicio Civil la que impone ese temor reverencial capitalino. Aquí todo el mundo se asusta, ante esos truenos y centellas chapiaditos. Las centrales obreras, los sindicatos, los mismos destituidos que no se defienden, las “ías” politizadas. Hasta el mismo Ministerio del trabajo.
Si, el Ministerio del trabajo en todos los Departamentos y provincias del país tiene sus dependencias sectoriales y que en su misión canta que debe garantizar el Derecho al trabajo decente, mediante estrategias de generación de empleo y respeto a ese derecho fundamental. Además, que no está concebido para apagar incendios (sic), sino para construir acuerdos y proteger el derecho de 22 millones de colombianos en capacidad de trabajar. Y agrega en su Web: El Ministerio del Trabajo, no está dedicado a arreglar confrontaciones, ni a autorizar despidos masivos, ni asumir actitudes pasivas frete a inequidades.
Nuestra Territorial del Trabajo de Norte de Santander, hace todo lo contrario. No ha dicho ni “mu”, ante esta masacre laboral en el Municipio de Cúcuta y sabrá Dios que pensará el Ministro Ángel Custodio Cabrera que escribió lo anterior, en la página del Ministerio.
Nuestra Territorial debe cumplir con el Decreto 4108 de 2011 y las funciones de vigilancia que le asigna. Todo esto merece la observación de la “ías”, pues producir Resolución o dictamen contra la ley es un delito.
Adenda: La Comisión Nacional del Servicio Civil y el Ministerio del Trabajo deben cumplir la ley que nos iguala a todos los colombianos. Capitalinos y provincianos.