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Carreteros
Lo más crítico es que Migración Colombia, entidad responsable del tema a nivel nacional.
Sábado, 30 de Noviembre de 2019

Durante décadas, las administraciones municipales han tratado de mitigar el impacto negativo en la movilidad, que generan las personas que empujan carretas, ofreciendo diversidad de productos, utilizando las vías cuyo uso es exclusivo para vehículos y bicicletas.

Es perfectamente entendible que la nueva condición de frontera, ha traído como consecuencia el ingreso de un número desconocido de personas, que por muchos años residieron en el vecino país.

Lo más crítico es que Migración Colombia, entidad responsable del tema a nivel nacional, tampoco conoce la profundidad de la problemática y hoy me atrevo a decir que sus cifras siempre fueron mentirosas. 

Lo anterior, lo asevero con base en un video que grabó un juicioso periodista de la ciudad, quien pudo darse cuenta que el trinquete ubicado a la entrada de Colombia sobre el Puente Internacional Simón Bolívar, no registraba cambio en la numeración y de ahí la incertidumbre frente a las cifras que maneja la entidad.

Absolutamente todas esas personas, en caso de no encontrar empleo, arriendan carretas y se toman las calles de mayor afluencia, sin importar lo que puedan pensar los residentes y aún menos la autoridad, inexistente por muchos años en el tema de la recuperación del espacio público. 

El problema radica en que estos humildes trabajadores, empujan un armazón de madera con refuerzos de hierro y les es imposible competir en destreza y confort, frente a automotores con dirección hidráulica, frenos de potencia, aire acondicionado y demás comodidades, puesto que, si accidental o premeditadamente golpean o rayan su vehículo, lo más aconsejable es dejar el asunto de ese tamaño, porque no existe la menor posibilidad que reparen el daño causado y en cambio puede afectar su salud ante una evento de tal tipo, por la rabieta que pudiera causarle. 

Un carretero en una vía principal o alimentadora, es un riesgo para todos los conductores y un desafío para la autoridad que nunca ha tenido dentro de sus planes, programas, propuestas, e ideas que reduzcan tan complejo problema y me refiero a nuestra querida institución.

Es imposible pensar, en erradicar esa forma de lograr el sustento de cientos de familias y la columna no apunta a eso sino a la titánica tarea que tiene el próximo responsable de vigilar el espacio público, misión que les ha quedado grande tanto a unos como a otros y por eso se debe dar un primer paso, censando a los carreteros para conocer la dimensión de la situación y de esta manera, definir estrategias sociales y de movilidad que reduzcan su impacto en las vías.  

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