Hace unos días, recordé el incómodo episodio entre el Secretario de Infraestructura de nuestra ciudad y la directora de Fenalco, debido a la ausencia de autoridad en los sitios intervenidos por la citada dependencia, sobre la Avenida Cero, que en esos momentos estaba siendo intervenida en dirección sur-norte.

Pasados varios meses, la situación es más dramática puesto que además del cierre de un sector de la Avenida Demetrio Mendoza en el barrio San Luis, se cuenta con el fresado mecánico de un sector importante que da acceso al puente Francisco Andrade Tronconis, llamado puente de la Cero.

Son varios los sitios en los cuales se acusan obras públicas, incluido el mejoramiento de andenes sobre la Avenida Quinta y otros, aunque su planificación vial es nula y de ahí los interminables trancones. 

El común denominador es que en esos lugares y otros más, la presencia de la Policía Nacional en su cuerpo especializado de Tránsito y Transporte, es tan insignificante que la gran mayoría de conductores, aplaude las obras, pero no aceptan que las mismas sean el principal factor del infarto en la movilidad como resultado de la falta de cultura ciudadana y la inoperancia de los uniformados.

Considero que el funcionario responsable de los trabajos, debió exigir a los contratistas un plan de manejo de tránsito, el cual reduce el impacto generado y sumado a lo anterior, la socialización del documento ante las demás autoridades, el cual debe ser aprobado por la Secretaría de Tránsito.

De igual manera, se debe prohibir el estacionamiento de automotores en las vías alternas, toda vez que la irresponsabilidad de un solo conductor ocupando un carril, repercute en la cola que con paciencia debemos soportar.

No quisiera pensar por un instante, que nuestros Concejales y Diputados a la Asamblea, decidan condecorar a los Oficiales de Policía, con mando en el Área Metropolitana y aún menos al comandante de la Policía de Tránsito por aquello de la diplomacia, por cuanto sus aportes en la mejora de la movilidad son inexistentes. 

Es preciso recordar, que capturar hampones y descubrir uno que otro expendido de drogas, no los convierte en héroes, dado que es su obligación hacerlo y de ahí que las medallas u otros premios, deben obedecer a tareas que merezcan el aplauso ciudadano y no un mero gesto de cortesía.

Se despide la administración con un balance que debe ser medido por los ciudadanos, porque varias obras iniciaron tarde y su impacto aumenta debido al caos vial reinante, el cual requiere un robusto plan de manejo del tránsito, el cual debe ser revisado por el funcionario que tendrá la compleja tarea de mejorar la imagen del tránsito en nuestra ciudad.