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Calculador equivocado
Una vez más, Trump eligió ignorar la realidad y creer en la palabra de sus agresivos asesores.
Sábado, 3 de Junio de 2017

El Acuerdo de París es un pacto firmado por 195 países para reducir la emisión de gases contaminantes de efecto invernadero a la atmósfera. En este momento, 150 de ellos ya lo han ratificado, y, a pesar de que el instrumento internacional es insuficiente para frenar el cambio climático, es un plan adecuado en el objetivo de reducir el calentamiento global. Sin embargo, desde el pasado jueves quedó incompleto debido a que el Presidente de Estados Unidos (el segundo país con mayores emisiones al año, después de China) tomó la decisión de retirarse del mismo. 

Trump rompió con el Acuerdo de París contra el cambio climático, y, si bien es cierto que su país seguirá formando parte del plan hasta 2020 (debido a los protocolos del mismo), desde hace algunas semanas ya había tomado decisiones que afectaban directamente el compromiso –adquirido por la administración Obama– de reducir las emisiones de GEI (Gases de Efecto Invernadero), como la eliminación de los planes energéticos que prohibían nuevas explotaciones de energías fósiles. También dio  luz verde a las extracciones en zonas costeras del país. Todo esto, con base en argumentos que dictan que sin la explotación minero-energética los estadounidenses no tendrán empleos y que la economía no podrá crecer: Falacias que juegan en su contra, a pesar de que todavía no lo note. 

La salida del Acuerdo de París no sólo implica un retroceso en la lucha contra el cambio climático, también significa un paso atrás en las relaciones entre Estados Unidos y Europa, que ya vienen golpeadas y se debilitan cada día -entre otras cosas, por la situación de los países de Medio Oriente en guerra–. Además, con esta decisión infringe un daño más grande: Cede su puesto en liderazgo en uno de los aspectos que mayor receptividad tiene entre los países a la hora de fomentar negociaciones y/o acuerdos económicos: El calentamiento global (y la forma de aunar esfuerzos para frenar sus impactos). 

“El cambio climático nos hace gastar miles de millones de dólares en desarrollar tecnologías que no necesitamos”, o “es hora de poner a Youngstown, Detroit y Pittsburgh por delante de París”, son sólo palabras vacías. Como si siguiera en campaña electoral, Donald Trump no deja a un lado los discursos populistas, sino que los refuerza con cada aparición mediática. El Presidente quiere hacer ver que su decisión fue en pro de las ciudades pequeñas y de generar prosperidad para sus trabajadores y empresarios, pero, realmente es un reflejo de su vergonzoso escepticismo frente al cambio climático y una forma de tapar el inminente hundimiento de su popularidad en Estados Unidos.

Sin embargo, lo que le sobra de populista y de patriota económico, le falta en argumentos y cifras. Primero, Pittsburgh (al igual que muchas ciudades en Estados Unidos) ya no es la ciudad de industria pesada que solía ser, sino que ha dado un giro para apostar por la revolución tecnológica y no a la revolución del carbón. Segundo, las empresas en el negocio de la energía solar emplean a 374.000 personas en EE. UU., el doble que la de la industria del carbón, y en la energía eólica, a 102.000. 

Parece que, una vez más, Trump eligió ignorar la realidad y creer en la palabra de sus agresivos asesores, iguales de radicales e ignorantes a él. Y, a cambio de una jugada populista, perderá liderazgo en un punto vital en la agenda política del Sistema Internacional (el cambio climático). 

Cuando toma decisiones como esta, da rabia que comparen a Donald Trump con Frank Underwood (House of Cards). Es cierto que Underwood no tiene escrúpulos y tiene un fuerte tinte maligno, pero no es un ignorante. Tampoco se juega su protagonismo internacional por engañar a unos cuantos cientos de personas en Estados pequeños. Hay que ser calculador, pero inteligentemente. Para ser potencia mundial se debe tratar de mantener un rol de líder en la mayor cantidad de aspectos posibles. Trump perdió uno, decisión equivocada, y aunque todavía no lo ve, pronto lo hará.

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