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Atrapados
Infortunadamente, por causas ya conocidas en el país vecino, el número de limpiavidrios creció hasta el punto que, en cada semáforo se ubican por lo menos cinco extranjeros, “ofreciendo el servicio” a la fuerza.
Domingo, 15 de Agosto de 2021

Definitivamente las personas que transitamos en automóvil o camioneta sobre las vías céntricas de la ciudad estamos expuestos a una práctica muy incómoda, realizada por los limpiavidrios. Hasta hace dos años, su presencia era intermitente y escuchando su acento, se trataba de jóvenes compatriotas. 

Infortunadamente, por causas ya conocidas en el país vecino, el número de limpiavidrios creció hasta el punto que, en cada semáforo se ubican por lo menos cinco extranjeros, “ofreciendo el servicio” a la fuerza porque más se demora un conductor en decir que no, cuando el chorro de sustancia jabonosa está en su panorámico y demás partes del vehículo, aprovechando la desincronización semafórica, la cual los deja sin posibilidad de maniobrar.  

Como dato curioso, pareciera que algunos de estos sitios están vedados para los connacionales, puesto que es muy fácil identificar a los forasteros, que entre otras cosas su apariencia, en el mayor de los casos, es tenebrosa y no pienso detenerme a analizar las causas de su presencia o los motivos que los llevan a realizar esta actividad, aunque lo cierto es que debe ser rentable porque de lo contrario no estarían acosando a los conductores, principalmente a las de sexo femenino.

Sin caer en la xenofobia, los ciudadanos debemos ser más objetivos y algo insensibles frente a la situación expuesta, toda vez que lo anterior no es una conducta solidaria, si es que así quieren llamarlo, porque no es justo que esas personas abusen de la bondad y buenas costumbres de los residentes, porque el hecho de que no quiera la supuesta limpieza del vidrio, no es razón para recibir ofensas, o daños en bien ajeno. 

Considero que la autoridad policiva y la autoridad municipal deben tomar las medidas que consideren necesarias, en la cuales se garantice la tranquilidad y seguridad ciudadana. No basta con “correrlos” uno o dos días, puesto que nuevamente llegan y en mayor número, aspecto que se convierte en una situación verdaderamente aterradora.

Por otra parte, si queremos que esa práctica desaparezca, sería sencillamente ignorar la presencia de esos fulanos, puesto que el dinero que reciben es la mayor motivación para que lleguen muchos más y no es justo, aceptar un problema que no generamos los ciudadanos de bien, porque para eso están las autoridades.

En conclusión, las autoridades policivas y civiles deben tomar medidas urgentes para tratar de eliminar ese impresionante foco de inseguridad. Los conductores deben ser indiferentes frente a la presencia de esas personas, sea cual fuere el motivo que los lleva a realizar esa incómoda práctica, porque a la fecha estamos atrapados entre la laxitud de los responsables y un segmento de individuos decididos a obtener una moneda, así sea  intimidando con su actitud. 

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