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Alcaldías de Cúcuta y Bogotá
El 30 de octubre de 2011 Donamaris Ramírez-París ganó la Alcaldía en forma contundente.
Lunes, 21 de Septiembre de 2015

Falta poco más de un mes para las elecciones de Gobernadores, Alcaldes, Diputados, Concejales y Ediles o Miembros de Juntas Administradoras Locales, y en lo que respecta a la Alcaldía de Cúcuta hay tres candidatos fuertes, todos con importante apoyo de partidos y movimientos políticos, hasta el punto que nadie –siempre y cuando no tenga interés en determinada candidatura que lo obnubile- osaría vaticinar quién se acerca con mayor seguridad a la victoria final.

El 30 de octubre de 2011 Donamaris Ramírez-París ganó la Alcaldía en forma contundente con el 43 por ciento de la votación -equivalente a 103.489 votos-, pero eso no se debió a que inició su campaña con un año de antelación, como se dijo recientemente en pasillos, sino a que su propuesta de construir 20 mil casas de interés social o prioritario caló en el electorado, sin que nadie analizara si el nuevo alcalde tenía voluntad política para construirlas y si Cúcuta tenía presupuesto para tamaña inversión. Y le sonó la flauta.

Para muchas personas lo dicho es irrelevante -como lo pude constatar recientemente en una animada tertulia-, porque, según un contertulio, al fin y al cabo la contienda en Cúcuta es entre candidatos que representan al establishment, como lo denominó el periodista británico Henry Fairlie en 1955.

Todo porque no sucede lo mismo en Bogotá, donde la reyerta electoral por la Alcaldía tiene connotación ideológica. La izquierda -matriculada en el aterrador Foro de Sao Paulo- tiene en su haber tres alcaldes consecutivos –Luis Eduardo Garzón, Samuel Moreno Rojas y Gustavo Petro Urrego- que siempre compitieron por demostrar quién destruía más rápido a Bogotá o quién atrasaba con mayor eficacia y prontitud su adelanto y desarrollo.

Qué más quisieran los bogotanos -y los colombianos, porque la capital nos concierne a todos- que el exalcalde Enrique Peñalosa Londoño retornara como burgomaestre, porque ya demostró sentido de pertenencia con su ciudad, procuró lo mejor para ella y hoy todos los “rolos” lo recuerdan como el mejor alcalde, sin demeritar a Jaime Castro Castro y Antanas Mockus Šivickas, que previamente hicieron un trabajo excelente de reorganización y consolidación de las finanzas capitalinas y cultura ciudadana, respectivamente.

Llevar personas de escasísimos recursos a vivir a “barrios bien”; promover la ocupación de los terrenos destinados a la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO), que desembotellaría el centro de la ciudad y con su construcción permitiría recorrerla de norte a sur por todo su borde occidental, entre otras políticas equivocadas del alcalde Petro, no tienen otro sentido que fomentar el caos, entre otros propósitos. Parodiemos al expresidente uruguayo “Pepe” Mujica: “No puedo creer que los bogotanos sean tan idiotas”.

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