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Ahí les dejo el cuero…
Amigos, no hay amigos, dice el refranero popular.
Martes, 1 de Marzo de 2022

Sucede con frecuencia, cuando se reúnen varios amigos a tomar cerveza y a hablar del prójimo, en especial de los amigos que no están presentes. Entonces alguien comenta que la mujer de fulanito le pone los cachos con el otro amigo, que tampoco está en la reunión; que  perencejo anda metido en un rollo con la fiscalía, y que a menganejo lo echaron del trabajo. Cada amigo tiene su propia historia y si no está presente, es el momento ideal para rajar de él. Amigos, no hay amigos, dice el refranero popular. Otros dicen: amigo el ratón del queso…

En este punto de la reunión, la cerveza empieza a hacer efecto: aligera la lengua y afloja la vejiga. Y ahí está el problema: Nadie se atreve a retirarse para ir al baño, por temor a lo que puedan hablar de él mientras dura su ausencia. Todos se aguantan las ganas. Todos sufren. Hasta que el más macho revienta: “Voy al baño un momento. Ahí les dejo el cuero”. Es decir, rajen de mí lo que les dé la gana.

Eso sucede con todo el que se va, el que se aleja. Pues bien. Febrero se fue ayer, y nos deja el cuero para que lo despellejemos y lo hagamos trizas.

Empiezo por aclarar que no soy muy amigo de febrero, un mes resabiado, que a veces viene con 28 días y a veces con 29. Un mes, que no es ni fu ni fa. Un mes que no tiene ni las alegrías de diciembre, ni los vientos de agosto, ni el guayabo de enero. Un mes que a veces es de invierno y a veces de verano. Un mes para pagar matrículas, comprar cuadernos y uniformes. 

Pero esta vez fue peor la vaina. La carestía se vino con todo. Subió la papa, subió la leche y achicaron el pan. La carne está por las nubes y ni siquiera tenemos la alternativa de volvernos vegetarianos porque las verduras también subieron.

Por si fuera poco, andan con el cuento de que la trifulca entre rusos y ucranianos también nos va a afectar el bolsillo, porque van a subir los insumos de la agricultura, que de por allá llegaban. De modo que los que dicen “que se maten entre ellos, que eso no nos importa”, fuera de ser inhumano es falso.

Rajemos, pues, de febrero, que ya se fue y que se portó mal. El animalejo de la pandemia siguió vivito y coleando, esperando que le demos papaya. (El undécimo, no dar papaya). Hubo paro armado, sin saber ni por qué, ni cómo así, y ni forma de preguntar porque hay temas de los que  nadie sabe nada.

Algo más. Este febrero  fue un mes cargado de perifoneo y gritos y consignas y pancartas de los políticos. Reuniones van, invitaciones vienen, abrazos para allá y palmaditas en el hombro para acá. Todo muy sabroso con ellos, aunque muchas veces no sabemos qué es lo que nos va pierna arriba.

Febrero fue difícil. Y eso que no era bisiesto. Siquiera que se fue de la mesa. Pero su orinadita es larga. Doce meses tardará en volver. Vendrá de nuevo y tal vez volvamos a encontrarnos.

Ahora nos toca hacerle fiesta al recién llegado, marzo, que hoy empieza. Se anuncian cosas buenas, como el fin de la guerra en Ucrania. El día de la mujer, de hoy en ocho. El día  del hombre, el 19. Pero el 13 de marzo habrá mucha contaminación, mucho humo por tanto incendio y tanto político quemado en elecciones. ¡Virgen del agarradero! 

gusgomar@hotmail.com

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