Como no todo puede ser política, desgobierno y caos en las ciudades, a veces también es bueno decir cosas buenas, como la reciente visita que un grupo de amigos hicimos a la ciudad de Ocaña para, en reciprocidad, acompañar en la celebración de los 80 años de la Academia de Historia de dicha ciudad, creada el 13 de mayo de 1935 como Centro de Historia y elevada a la categoría de Academia por ley 76 de 1968.
La delegación de la Academia de Historia de Norte de Santander estuvo conformada por los doctores Iván Vila Casado, Ernesto Collazos Serrano, Luis Eduardo Lobo Carvajalino, Pablo Emilio Ramírez Calderón, José Antonio Amaya Martínez, Julio Aníbal Perea P., Orlando Clavijo Torrado y el suscrito.
El plato fuerte de la celebración fue a las 07:30 p.m., del miércoles 13 de mayo, con la sesión solemne y pública de apertura de los actos oficiales, la que se verificó en la colonial iglesia de San Francisco, misma donde se desarrolló la célebre Convención de Ocaña y que ha vuelto a abrir sus puertas a la Academia de Historia de la ciudad con la llegada de un obispo joven: Gabriel Ángel Villa Vahos.
Dicha sesión solemne -cuya mesa principal estuvo presidida por su Junta Directiva: Luis Eduardo Páez García, presidente de la Academia de Historia; monseñor Leonel Pineda Guerrero, vicepresidente; José Emiro Salas Bernal, secretario, Hacip Numa Hernández, tesorero, y Pedro Amadís Santana Barbosa, fiscal, y el nuevo Obispo de Ocaña-, fue abierta con los Himnos de Colombia, Norte de Santander y Ocaña, interpretados por la Banda del Batallón de Infantería No.15 \ “Francisco de Paula Santander”.
El citado Batallón entregó a la Presidencia de la octogenaria Academia el Escudo de Armas de la institución, se leyeron la Resoluciones enviadas por la Academia Colombiana de Historia, la Academia de Historia de Norte de Santander, la secretaría de Educación de Ocaña y, la secretaria de Cultura del Departamento, Sylvia Corzo Román, hizo lo propio.
El jueves 14 de mayo hubo un almuerzo en el Club Ocaña, mismo donde alguna vez se hospedó Bolívar, que la ciudad conserva con legítimo orgullo.
A las 03:00 p.m. del mismo día el académico Luis Eduardo Lobo Carvajalino hizo la presentación de los libros que ha publicado, que son un recuento de su vida personal, académica, profesional y su gran amor: Ocaña. A renglón seguido el doctor Pablo Emilio Ramírez Calderón leyó un interesante trabajo sobre la Convención de Ocaña, cuyas características principales son el recuento ameno, su propia interpretación de los hechos y, además, lo hizo en el mismo Complejo Histórico de San Francisco, donde se celebró la famosa Asamblea, y que por ley 10 de 1977, es sede oficial de la Academia de Historia de Ocaña.