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30 años de Ológrafo
Lástima que los mortales vivamos creyendo en la realidad y desdeñando la fantasía.
Domingo, 28 de Agosto de 2016

El ritmo de la vida acaba siendo una leve brisa, después de la voracidad de los días: se añejan los actos y se acrecienta la sensibilidad, algo así como en un retorno al amor, pero a un amor distinto, a la sombra de los sueños, que protege la serenidad.

Quizá todo lo que uno quiere hallar es un camino de regreso a la placidez, porque las horas son más valiosas y tienen eco del recuerdo constante de aquellos silencios del alma que se han guardado con tanto sigilo, casi con egoísmo, que estaban atrapados por la locura temporal del consumismo, incapaces de moverse libremente en el espíritu. 

Entonces la brisa y el camino se hacen aliados, con el tiempo susurrando de lejos, o de cerca, según la versión de intelectualidad que cada uno de nosotros haya obtenido. Un tiempo justo, que ofrece la oportunidad de la reflexión, que da pedacitos universales de aquella esperanza que antes parecía tan distante: la de hallar la paz de la consciencia.

Pareciera haber finalizado el proceso de la siembra, porque surgen señales de cosecha, algo de luz llega procedente del infinito y apremia los años que quedan, de seguro pocos, para guiar al corazón hasta su destino final en un recodo del alma. Allí se aposentará -el segador- con las ilusiones que lograron sobrevivir la gran tragedia humana de vivir. Y sabrá atesorar lo verdaderamente valioso que, en últimas, era totalmente diferente a todo lo que pensaba: existir era el precio necesario para decantar lo sublime. 

Lástima que los mortales vivamos creyendo en la realidad y desdeñando la fantasía, porque perdemos la grandeza de saber que, lo que en la infancia se construía e idealizaba, era la verdad, y no la pobre decadencia de ir sufriendo decepciones en el juego de marionetas de la vida.

Ahora sí, la espera es de color azul, es una sensación de brisa, camino y tiempo, con el eco de todos los pájaros del mundo trinando nostalgias bonitas. (Todo para contarles que Ológrafo acaba de cumplir 30 años).

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