En el fuerte de San Sebastián del Pastelillo, sobre la bahía de Cartagena, situado en el barrio Manga, se realizó una obra que generó indignación en la ciudadanía.
En las redes sociales se masificaron imágenes que mostraban a obreros pintando de blanco las murallas y garitas del fuerte. La situación alertó a las autoridades y varias entidades se acercaron al lugar de la obra.
Un grupo de albañiles reversaron la obra, quitando las capas de pintura con hidrolavadora. Las paredes de la muralla intervenidas quedaron tan lisas como las de la sala de una casa, lo que da a entender que hubo un reparcheo con masilla para alisar la estructura rocosa original.
Los obreros manifestaron que desconocían las minucias de la intervención o si era una restauración, mucho menos tenían luces sobre un proceso de mantenimiento con químicos antihongos, que fue la razón que expuso la Gerencia del Club de Pesca como motivo de la obra.
Visita técnica por obras sin autorización
El fuerte San Sebastián del Pastelillo es uno de los bienes patrimoniales que no administra la Escuela Taller de Cartagena, dependencia distrital responsable de la murallas y fortificaciones de la ciudad.
Esta porción de muralla es responsabilidad del Ministerio de Cultura, ya que está declarado como Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural del ámbito nacional. En 1944 fue entregado en comodato al Club de Pesca para custodiarlo y conservarlo.
Alberto Escovar, director de la división de Patrimonio del Ministerio de Cultura, expresó que no se solicitó ningún permiso para intervenir, restaurar o mantener el fuerte, como debe hacerse según el Artículo 7 de la Ley 1185 de 2008, donde se señala en su numeral 2 que: “la intervención de un Bien de Interés Cultural del ámbito nacional deberá contar con la autorización del Ministerio de Cultura ( . . .) quien pretenda realizar una obra en inmuebles ubicados en el área de influencia o que sean colindantes con un bien inmueble declarado de interés cultural, deberá comunicarlo previamente a la autoridad que hubiera efectuado la respectiva declaratoria”.
La misma ley estipula que la intervención realizada por el Club de Pesca se constituye como una falta contra el Patrimonio Cultural de la nación. Por lo que solicitaron un informe sobre el avance de la intervención y, a través de la Inspección de Policía de la Localidad Histórica y del Caribe Norte, sellaron y suspendieron la obra.
El Ministerio de Cultura hará este viernes una visita técnica para inspeccionar la polémica intervención.
Obras sin concepto previo
“Cualquier intervención requería de conceptos previos del comité técnico de nuestra entidad, por lo que no contaban con ninguna autorización del IPCC ni del Ministerio de Cultura, dado que esto es un monumento declarado patrimonio nacional y distrital, es decir, cualquier intervención de la empresa que tiene la concesión debe estar aprobada”, señaló Saia Vergara, directora del Instituto de Patrimonio y Cultura (IPCC), quien se desplazó al sitio con varios de sus funcionarios.
Uno de los asesores del IPCC sostuvo que un material sintético de esa composición no está permitido para el mantenimiento o restauración de bienes coloniales de ese tipo.
Saia Vergara anunció que se tomaron muestras del producto vertido y de los restos de pintura para ser investigados y examinar el grado potencial de afectación. “Incluso, sea un mantenimiento menor o una capa de antihongos, todo trabajo debe ser autorizado con un estudio previo que garantice el bienestar de la fortificación”, informó la directora del IPCC.
Responde el Club de Pesca
El club precisó que los trabajos sobre la fachada del Fuerte del Pastelillo tienen como finalidad mantener el pañete que recubre la zona de acceso a la fortificación, que “por factores ambientales presenta deterioro visible en la llamada costra negra o biofilm. Este pañete se había restaurado durante las obras antes referidas en los años 2009-2016”.
La gerente del Club de Pesca, Ileana Stevenson, dijo que todo hace parte de un plan de mantenimiento periódico para preservar zonas con pañetes y pintura previamente restaurados, y así cumplir con la conservación del Fuerte, como se estipula en la concesión del Ministerio de Cultura.
“No es cierto que se esté pretendiendo cambiar el color original del Fuerte. Por el contrario, lo que algunos percibieron como una pintura con acabado blanco, en realidad constituye una base de protección antihongos, aplicada como parte del proceso de revestimiento, previo a la pintura final. De hecho, la base blanca ya no está visible, pues fue recubierta en el proceso de revestimiento”, informó el club en un comunicado de prensa.
Precisa que la intervención ha estado acompañada por el arquitecto Alberto Samudio, con el objeto de garantizar el proceso más adecuado de restitución del pañete a su estado original, siempre en la búsqueda de asegurar su debida presentación y conservación.
Habla el experto
Alberto Samudio, arquitecto especialista en la conservación del patrimonio histórico y encargado de la restauración del fuerte en 2011, indicó que “el Club de Pesca, con muy buena intención, sin duda, quiso eliminar la costra negra o bio-film causado por los hongos, pero utilizó un material sintético, inadecuado para estos casos que, por esa razón y por fortuna, no se ha adherido bien a la superficie vieja y por tanto se podrá retirar con cuidado de no dañar esa superficie”.
El experto explica que el resultado final sería dejar el muro como estaba antes de la intervención, retirando el recubrimiento con espátula y cepillo de cerdas plásticas, resanar las escaras que pudieren producirse en la operación y lavar con jabón neutro para eliminar la costra negra u hongos adheridos a la superficie. “La costra negra puede ser romántica pero causa erosión en los pañetes”, puntualizó.
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