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De todos modos, la gavilla contra el cambio no le hace bien a Colombia.
Columnista y asesor emérito de La Opinión.
Chocoano, estudió periodismo en el Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (Ciespal), en Quito, Ecuador. Su primera vinculación con un medio escrito fue en el diario El Mercurio, publicado en Bogotá en los años 50 bajo la dirección de Alberto Lleras y la jefatura de redacción de José Font Castro. Llegó a Cúcuta en 1957 invitado por María Helena de Crovo –ministra de Trabajo durante la administración López Michelsen– y su esposo, el poeta chileno Andrés Crovo. Ha estado vinculado a La Opinión desde sus inicios como semanario en 1960, a donde llegó a ser subdirector. Ganador del premio Simón Bolívar.
